Eddie Cottle |
El edificio de la sede de la Unión Africana (UA) en Addis Abeba, una obra china recientemente terminada, es todo un símbolo del papel cambiante de China en África. La profundidad de las relaciones entre China y África se corresponde al papel de China como el principal aliado de la lucha anticolonialista de África y el primer país en apoyar los esfuerzos de reconstrucción de los nuevos estados africanos. El ejemplo más conocido es el ferrocarril que une Tanzania con Zambia (conocido como Tazara), con una extensión de 1.800 kilómetros que fue construido por alrededor de 50.000 ingenieros y trabajadores chinos en la década de 1970; durante la construcción 64 trabajadores perdieron la vida. China había concedido un préstamo sin interés de 400 millones de dólares para la construcción de la conexión ferroviaria, en momentos en que el país estaba más pobre que la mayoría de los países africanos.
Las inversiones chinas impulsan el crecimiento económico y la infraestructura africana
Debido a su rápido crecimiento la economía china se encuentra ante la necesidad de asegurar los recursos energéticos que garanticen la estabilidad de su desarrollo en el futuro. Por lo tanto, África sigue ocupando un lugar importante en la agenda de las inversiones chinas en ultramar. En julio de 2012, el presidente Hu Jintao se comprometió a otorgar 20 mil millones de dólares en préstamos para inversiones y proyectos de infraestructura lucrativos en África. El carácter incondicional de los préstamos chinos suscitó críticas y generó irritaciones entre los países occidentales. Dos años antes, en 2010, China y Ghana celebraron un acuerdo, por el cual se otorgó un préstamo por 13.1 mil millones de dólares, con un interés anual de apenas 2% y un plazo de 20 años. A raíz de estos acuerdos existe un temor creciente de que el mismo podría llevar a los países africanos a rechazar los préstamos del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, así como otras formas de dependencia de Europa y Estados Unidos.
Más de 2.000 empresas estatales chinas (SOE, por sus siglas en inglés) están presentes en África. Según datos publicados por el Banco Mundial en 2013, el 55% de los proyectos de inversión en África fueron impulsados por empresas privadas. En 2011, el valor del intercambio comercial entre China y África llegó a 166 mil millones de dólares. Se trata de un avance notable en comparación con los 2 mil millones correspondientes a 1999, que convierte a China en el mayor socio comercial de África. Tanto el comercio como el volumen de las inversiones han contribuido directamente al auge económico sin precedentes de África.
Empresas chinas, tanto estatales como privadas, están incursionando estratégicamente en los sectores de la construcción e infraestructura de muchas economías africanas. Según el presidente de Vinci, la mayor empresa contratista del mundo, las empresas chinas a menudo someten ofertas que se ubican 75% por debajo de las empresas occidentales. Además, los ingenieros chinos reciben una remuneración mensual de aproximadamente 130 dólares, es decir la sexta parte de lo que las empresas de construcción europeas pagan a los ingenieros angoleños. Hoy en día, las empresas chinas predominan en el sector de la construcción en África y cuentan con una cuota de mercado superior a la presencia combinada de Francia, Italia y Estados Unidos. El porcentaje de empresas chinas en África se incrementó fuertemente, pasando de 26,9% en 2007 a 42,4% en 2008, aunque luego bajó a 36,6% en 2009.
En la actualidad, la infraestructura ferroviaria de Angola, uno de los principales proveedores de petróleo de China, está pasando por un proceso de ampliación acelerada, que forma parte de un acuerdo comercial entre los dos países sobre la construcción de infraestructura a cambio de petróleo. Kenia acaba de firmar un acuerdo con China por valor de 5 mil millones de dólares para la construcción de una conexión ferroviaria de 952 kilómetros que va a unir la ciudad puerto de Mombasa con Malaba, una ciudad cercana a la frontera con Uganda. Se prevé que hasta 2018 la línea llegue también a Ruanda, Uganda y Tanzania.
En setiembre de 2012, la Corporación de Construcción Ferroviaria de China (CRC, por sus siglas en inglés) firmó un contrato por 1.5 mil millones de dólares para la recuperación del sistema de ferrocarriles de Nigeria. La CRC está ejecutando proyectos por un valor total de cerca de 1.5 mil millones de dólares en Yibuti, Etiopía y Nigeria.
Uno de los principales fabricantes chinos de trenes, la Corporación de Locomotoras y Material Rodante del Sur de China (CSR, por sus siglas en inglés), está entregando locomotoras por un valor de 400 millones de dólares a Sudáfrica. Y el Banco de Exportaciones e Importaciones de China otorgó 4 mil millones de dólares para el financiamiento de la línea ferroviaria de Mombasa a Nairobi, al tiempo que la recuperación de la línea que une Addis Abeba con Yibuti cuenta con un financiamiento de 3 mil millones de dólares.
Sindicatos africanos desafían a empresas chinas
Los bajos estándares laborales constituyen uno de los aspectos más controvertidos de las inversiones chinas y enfrentan los sindicatos con las empresas chinas y funcionarios gubernamentales. A pesar de las dificultades, los sindicatos afiliados a la Internacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera (ICM) celebraron acuerdos colectivos históricos que les facilitan el reclutamiento activo de trabajadores en las obras de las SOE. [1]
A principios de 2013, el Sindicato de la Construcción y de Materiales de Construcción de Ghana (CBMWU) firmó 8 acuerdos colectivos con varias empresas chinas. El nuevo acuerdo colectivo incluye el reconocimiento de los sindicatos, cláusulas que garantizan la actividad sindical, garantías de derechos individuales y colectivos, procedimientos para abordar conflictos en torno a intereses y derechos, disposiciones sobre aspectos monetarios y no monetarios, vacaciones pagas, así como paquetes de retiro. De forma similar, la Unión de Trabajadores de la Construcción, la Madera, los Muebles e industrias afines de Kenia pudo firmar 4 convenios colectivos con la Corporación de Rutas y Puentes de China (CRBC, por sus siglas en inglés), la Corporación Sinohydro de China, el Grupo de Ingeniería de Ultramar China y el grupo chino Jiangsu International.
En 2012, el sindicato de la construcción de Uganda (UBCCECAWU) afilió más de 200 mujeres y 1.600 hombres en las empresas mencionadas. El sindicato logró incluso la afiliación de trabajadores en algunas de las empresas más reticentes como la Corporación Sinohydro de Construcción (proyecto Ntugamo) y el Grupo Chongquin de Construcción Internacional de China (CICO, por sus siglas en inglés). Según las investigaciones llevadas a cabo por ICM en Tanzania, las empresas chinas incumplieron la Ley sobre la Libertad de Asociación y las Relaciones Laborales de Tanzania. En cambio, los sindicatos tenían acceso a los emprendimientos de estas empresas en Namibia y Zambia, donde organizaron y reclutaron nuevos miembros sin obstáculos y firmaron varios convenios colectivos. De modo que los sindicatos africanos de la construcción se ubican hoy en la vanguardia mundial del movimiento obrero con respecto a la organización de los trabajadores de empresas chinas y las negociaciones con ellas.
En lo referido a las relaciones entre China y África, el año 2013 estuvo marcado por un debate continuo sobre la dimensión política de esta relación. La presencia económica de China en el continente ha provocado especulaciones de que el país podría haber cambiado su papel de aliado de la liberación africana por el de una potencia neocolonial que compite con los países occidentales por su lugar en la nueva ´carrera por África´. Sin embargo, algunos estudiosos sostienen que la potencia asiática se está orientando por la misma estrategia maestra que ha seguido desde 1954: la no interferencia en la política interna de los estados africanos y la renuncia a los condicionantes políticos. Los estados africanos aplauden la estrategia de no interferencia seguida por China, a la que perciben como un ´alejamiento refrescante de la política prescriptiva de Occidente´, que había obligado a los líderes africanos a ponerse la camisa de fuerza de los programas de ajuste estructural. Solo por esto, y sin ir más lejos, no se sostiene la acusación de que China estaría siguiendo una agenda neocolonial en África.
La lucha se extiende al FOCAC
En ocasión del V. Foro de Cooperación China-África, celebrado en 2012, los líderes africanos plantearon abiertamente los temas polémicos en la relación con China que se habían esquivado en las reuniones anteriores del FOCAC. China se pronunció a favor del desarrollo de la infraestructura en consonancia con los proyectos de integración regional diseñados por África, y promocionó mejoras en el procesamiento de los recursos. Por último, el papel de anfitrión del FOCAC de 2015 dejará a Sudáfrica en una posición inmejorable para influir en el tenor y la trayectoria de esta iniciativa de cooperación de larga data. Este contexto ofrece una oportunidad única para que CSI África, la Internacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera y las federaciones sindicales de Sudáfrica inicien una campaña para asegurar que el tema del trabajo se integre definitivamente a la agenda de la próxima reunión del FOCAC, y de esta manera agregar una dimensión completamente nueva a las relaciones entre China y África.
[1] Más información sobre la presencia global de las multinacionales chinas de la construcción y el trabajo pionero de ICM: global presence of Chinese construction MNC’s and BWI’s pioneering work
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Eddie Cottle fue coordinador político y de campañas de ICM para la región de África y Oriente Medio. En la actualidad trabaja en el Centro de Estudios Laborales de Ciudad del Cabo, Sudáfrica.
Referencias bibliográficas
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Las opiniones expresadas en esta publicación no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la Friedrich-Ebert-Stiftung.