Chris Bonner |
Barbro Budin |
Karin Pape |
“¡Sí, lo hicimos!”[1]; esta afirmación es la que mejor capta el ánimo de júbilo que reinaba durante el último día del congreso fundacional de la Federación Internacional de Trabajadoras del Hogar (FITH, o IDWF, por su sigla en inglés) en 2013. Es también el título de un libro presentado en este congreso que cuenta cómo las trabajadoras domésticas se organizaron para que el 16 de junio de 2011 la Conferencia Internacional del Trabajo (CIT) aprobara el Convenio C 189 sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos.
Han pasado algo más de dos años, y las trabajadoras del hogar se anotaron otro logro. La formación de una federación democrática, plenamente constituida de 48 organizaciones de afiliadas, de trabajadoras domésticas que representa alrededor de 300.000 trabajadoras del hogar en todo el mundo marca un nuevo hito. Con esto se asegurará que el convenio no caiga en el olvido y que la lucha por el “trabajo decente para las trabajadoras domésticas” siga adelante en forma coordinada y sostenida.
La fundación de la FITH tiene implicaciones más amplias, porque marca un momento importante en la historia del movimiento obrero. Por primera vez, mujeres pertenecientes a los sectores más pobres de la sociedad han formado una organización sindical global, con una dirección electa compuesta únicamente por mujeres. La transformación de la red existente a una federación fue el resultado de una decisión de representantes de 48 organizaciones de trabajadoras domésticas de 42 países.
El congreso fundacional se celebró en Montevideo, Uruguay, entre el 26 y el 28 de octubre de 2013. Uruguay fue elegido sede por ser el primer país en ratificar el Convenio sobre las Trabajadoras Domésticas de la OIT, y por ser el primer país de América Latina en el cual se negociara formalmente un convenio colectivo entre un sindicato de trabajadoras del hogar, los empleadores y el gobierno. Las trabajadoras domésticas latinoamericanas cuentan además con la tradición más larga de organización a nivel local, nacional y regional.
De la red a la federación
Directamente después de la aprobación del Convenio C 189 de la OIT, la Red Internacional de Trabajadoras del Hogar (IDWN, por su sigla en inglés) se concentró en dos objetivos: luchar por el Convenio C 189 y obtener su ratificación (e implementación), y construir una organización internacional de trabajadoras domésticas fundada en principios democráticos. La organización sería formada, exclusivamente, por sindicatos o asociaciones de trabajadoras domésticas, en otras palabras, por organizaciones de afiliadas con un conjunto de reglas y una directiva elegida por las afiliadas, a las cuales debía rendir cuentas. Desde el comienzo la IDWN estableció estrechas relaciones de trabajo con diferentes organizaciones no gubernamentales (ONG); sin embargo, la primera comisión directiva de la IDWN dejó en claro desde el principio que las trabajadoras domésticas querían hablar con voz propia. Por lo tanto, las ONG fueron bienvenidas como organizaciones de apoyo, pero sin competencias para la toma de decisiones.
Desde el inicio de las negociaciones en la CIT en 2011, la comisión coordinadora trabajó duramente durante los dos años previos al congreso para preparar la nueva “casa”. Desarrolló los principios que orientarían la nueva federación propuesta y facilitó la discusión entre las organizaciones de trabajadoras del hogar.
En cooperación con las coordinadoras internacionales y regionales emprendió la tarea de reclutar organizaciones para su afiliación formal. Se necesitaron extensas discusiones para consensuar un formulario de afiliación que permitía evaluar si una organización se basaba en la afiliación y efectivamente estaba dirigida por trabajadoras domésticas, o si se trataba de una organización de apoyo o una ONG. Este proceso ayudó también a entender cómo las organizaciones estaban funcionando. También se requirieron varias discusiones para acordar un proyecto de estatuto que establecería las bases y principios y reglas fundamentales de una organización unida de trabajadoras domésticas.
La lucha de la IDWN por el Convenio C 189 y por la transformación en una federación formalizada contó con el apoyo de muchas organizaciones y personas. Sin embargo, prestaron su apoyo incondicional e incansable desde el comienzo la federación sindical internacional UITA (IUF, por su sigla en inglés)[2], la red de estudios para la acción política global Mujeres en Empleo Informal: Globalizando y Organizando (WIEGO, por su sigla en inglés), y el Instituto Laboral Global (GLI, por su sigla en inglés).
“Nosotros vamos a apoyar todo lo que sirva el propósito de mejorar la organización de las trabajadoras domésticas”, explicó Ron Oswald, secretario general de la UITA, en 2009. De esta forma expresó que la UITA aceptaría el proceso de toma de decisiones de la IDWN, sin imponer requisitos de ningún tipo a cambio del apoyo prestado. La IDWN contó asimismo con el apoyo institucional de la UITA que le proporcionó el respaldo administrativo y político de sus funcionarios y de las estructuras de toma de decisión, en un diseño estructural a la vez flexible e innovador.
WIEGO apoya a grupos de trabajadoras informales en su intento de construir y fortalecer sus organizaciones propias. Provee respaldo estratégico y práctico a organizaciones de afiliadas integradas por trabajadoras informales, sobre todo a redes sectoriales regionales e internacionales. Intenta asimismo facilitar la cooperación con el movimiento sindical ya establecido. La UITA ya formaba parte de WIEGO, estableciendo lazos que ahora se fortalecieron. Durante los dos años de negociaciones con la OIT, la asesora de WIEGO para Europa fue destinada a la UITA para actuar como coordinadora internacional de la IDWN. Aproximadamente al mismo tiempo, la responsable de la sección Igualdad de Género de la UITA se integró a la directiva de WIEGO.
Finalmente, la determinación y el trabajo duro dieron sus frutos: el 28 de octubre de 2013 los estatutos de la FITH se aprobaron por unanimidad, y se eligió el comité ejecutivo y los vocales de la comisión directiva. La FITH había nacido.
Apoyo sindical
No siempre resultó fácil conseguir el apoyo del movimiento sindical establecido. Por ejemplo, cuando la IDWN realizó gestiones ante las centrales sindicales nacionales para que éstas integraran representantes de las trabajadoras domésticas en las delegaciones nacionales a las negociaciones en la CIT, facilitándoles así una participación en las negociaciones en condiciones de igualdad, no todas las respuestas fueron positivas.
Sin embargo, el proceso de negociaciones en la OIT y su resultado positivo sirvieron como lección para todos, sobre todo por el hecho de que el éxito rotundo en la OIT y más allá se debe al compromiso y la participación de las propias trabajadoras domésticas.
Pero no se trata de minimizar el papel del movimiento sindical establecido: la Oficina de actividades para los trabajadores de la OIT (ACTRAV) tuvo un papel fundamental durante la preparación del debate en la CIT y, conjuntamente con la Confederación Sindical Internacional (CSI), fue de muchísima ayuda a lo largo del proceso. Desde la aprobación del Convenio C 189 no han cesado en su apoyo decidido a la promoción de los derechos de las trabajadoras del hogar en todo el mundo. Inmediatamente después de la aprobación del Convenio C 189 la CSI lanzó su campaña “12 para 12” (para conseguir 12 ratificaciones en 2012). Por primera vez la CSI invirtió en una campaña a favor de la ratificación de un convenio de la OIT. Esto fue posible porque un conjunto de organizaciones activas de trabajadoras domésticas no cesaron en los esfuerzos iniciados de cara al proceso de negociaciones en la OIT. Por lo tanto podían servirse de las alianzas de las organizaciones de trabajadoras del hogar y su cooperación con centrales sindicales nacionales y gobiernos, pero también con organizaciones de empleadores, ONG solidarias y otros.
Evidentemente, había llegado el tiempo para un acontecimiento como este: cada vez más sindicatos en todo el mundo reconocen no solo que deben enfrentar una reducción en el número de afiliados, sino también que no han sido capaces de establecer un vínculo con quienes constituyen el sector mayoritario en muchos países: los trabajadores informales.
Ahora por primera vez, uno de estos grupos ocupacionales dio el paso y se subió al escenario internacional: el de los trabajadores y, sobre todo, las trabajadoras domésticas, muchas de las cuales habían iniciado el proceso de organización hace mucho tiempo y en condiciones muy difíciles, debido a su empleo escondido e invisible en los hogares privados.
El congreso
El congreso fundacional contó con 80 delegadas con derecho a voto, en representación de 48 sindicatos y asociaciones afiliadas. Fueron acompañadas por más de 100 trabajadoras domésticas locales, además de sindicalistas de otros sectores y países, representantes de la CSI y la OIT, así como ONGs e investigadoras. Participaron asimismo algunos integrantes del gobierno uruguayo y hablaron sobre la legislación nacional, los convenios colectivos y la normativa relativa a la seguridad social de las trabajadoras del hogar. Incluso el presidente del Uruguay se dirigió al congreso para expresar su orgullo por ser el anfitrión del evento.
No fue un congreso sindical internacional como tantos otros. Muchas de las trabajadoras domésticas presentes asistieron por primera vez a un evento de estas características, un evento organizado por ellas y para ellas. En algunos casos, se trata incluso del primer viaje al exterior de su vida. Para otras, implicó un sacrificio; una delegada de la India contó que las representantes de su país tuvieron que tomar entre 8 y 10 días de licencia para poder participar en el congreso que dura 3 días.
En la fase previa al congreso se organizaron varios talleres regionales preparatorios, en las que las delegadas trabajaron en el proyecto de estatutos y nominaron las representantes regionales al comité ejecutivo. Gracias a estos preparativos las delegadas comprendieron e hicieron suyo el procedimiento electoral y los estatutos antes del comienzo de los procedimientos. Por cierto, las diferencias lingüísticas, culturales y de tradición organizacional resultaron en ideas contrapuestas y diferencias de interpretación.
Pero la buena preparación dio sus frutos. Los estatutos se aprobaron con unanimidad, y la elección del comité ejecutivo y de las vocales de la comisión directiva fue transparente y democrática y transcurrió sin contratiempos.
En un discurso conmovedor pronunciado el 28 de octubre, Dan Gallin, director del GLI y ex secretario general de la UITA resumió la importancia de lo obtenido por las trabajadoras del hogar y sus implicaciones para todo el movimiento sindical:
Ustedes, quienes hasta hace poco ni siquiera fueron percibidas como trabajadoras, han fundado una federación de trabajadoras. Han mostrado que no existe algo así como trabajadores y trabajadoras 'imposibles de organizar'. Bajo el impacto de las nuevas formas del capitalismo la clase trabajadora ha cambiado y seguirá cambiando. Se ha fragmentado, no está segura de su identidad. El movimiento sindical no ha estado a la altura de los cambios, su respuesta ha sido confusa y deficiente. Hoy estamos ante el desafío de restaurar la identidad de clase de todas las trabajadoras y todos los trabajadores y de recuperar el movimiento sindical como instrumento de emancipación. Ustedes forman parte de este proceso, ustedes son una parte de la renovación del movimiento sindical.[1] Celia Mather, 2013. “Yes We Did It!” How the World’s Domestic Workers Won Their International Rights and Recognition! ["¡Sí, lo hicimos!" Cómo las trabajadoras del hogar obtuvieron derechos y reconocimiento a nivel internacional]. WIEGO e IDWN.
[2] Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación, Agrícolas, Hoteles, Restaurantes, Tabaco y Afines (IUF/UITA)
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Christine (Chris) Bonner es directora del Programa de Organización y Representación de WIEGO. Intervino activamente en el proceso de formación de la IDWF/FITH y en la campaña por el Convenio C 189. Reside en Sudáfrica, donde trabajó en el sindicato de trabajadores de la industria química (CWIU, por su sigla en inglés), desde hace 16 años afiliado al Congreso de Sindicatos Sudafricanos ( COSATU, por su sigla en inglés). Fue directora fundadora del instituto de educación obrera DITSELA.
Barbro Budin es la encargada de la sección Igualdad de Género y responsable de la Gestión de Proyectos de la IUF/UITA. Durante el proceso de colaboración con WIEGO para la creación de la IDWN/IDWF se integró a la comisión directiva de WIEGO.
Karin Pape es asesora de WIEGO para Europa y coordinadora europea de la IDWF/FITH. En los años de negociación del Convenio sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos (2009-2011) se desempeñó como coordinadora internacional de la IDWN.
Barbro Budin es la encargada de la sección Igualdad de Género y responsable de la Gestión de Proyectos de la IUF/UITA. Durante el proceso de colaboración con WIEGO para la creación de la IDWN/IDWF se integró a la comisión directiva de WIEGO.
Karin Pape es asesora de WIEGO para Europa y coordinadora europea de la IDWF/FITH. En los años de negociación del Convenio sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos (2009-2011) se desempeñó como coordinadora internacional de la IDWN.
Las opiniones expresadas en esta publicación no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la Friedrich-Ebert-Stiftung.