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Víctor Figueroa |
El movimiento obrero internacional tiende a centrarse en el impacto directo de la tecnología en los trabajadores y, más específicamente, en la pérdida de empleo. Históricamente la tecnología ha tenido la tendencia de sustituir el trabajo, a intensificarlo y a facilitar la reorganización de los procesos de trabajo. Por esta razón nos inclinamos a hablar del ‘impacto’ del cambio tecnológico sobre los trabajadores. El término resalta el hecho que desde siempre los trabajadores —sin control de la economía y con poca incidencia en la política— han estado expuestos a los efectos negativos del cambio tecnológico.
Una narrativa engañosa
Desde hace algunos años la ‘Cuarta Revolución Industrial' está en boca de todos, y con ella la preocupación por el ‘futuro del trabajo' que se expresa en titulares como: ‘En el sudeste de Asia millones de empleos se pierden por la automatización' (Cruickshank, 2016) o: ‘Adaptarse o morir: qué hacer, cuando los bots te quitan el trabajo' (Wall, 2016). Estos titulares contribuyen a que los sindicatos sigan enfocados en este aspecto del cambio tecnológico. Sin embargo, no es la primera vez que los trabajadores se enfrentan a pronósticos desoladores.