Chris Bonner |
Barbro Budin |
Karin Pape |
“¡Sí, lo hicimos!”[1]; esta afirmación es la que mejor capta el ánimo de júbilo que reinaba durante el último día del congreso fundacional de la Federación Internacional de Trabajadoras del Hogar (FITH, o IDWF, por su sigla en inglés) en 2013. Es también el título de un libro presentado en este congreso que cuenta cómo las trabajadoras domésticas se organizaron para que el 16 de junio de 2011 la Conferencia Internacional del Trabajo (CIT) aprobara el Convenio C 189 sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos.
Han pasado algo más de dos años, y las trabajadoras del hogar se anotaron otro logro. La formación de una federación democrática, plenamente constituida de 48 organizaciones de afiliadas, de trabajadoras domésticas que representa alrededor de 300.000 trabajadoras del hogar en todo el mundo marca un nuevo hito. Con esto se asegurará que el convenio no caiga en el olvido y que la lucha por el “trabajo decente para las trabajadoras domésticas” siga adelante en forma coordinada y sostenida.